- 27 abril, 2022
- Posted by: OFG
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La ingeniera Socorro Fernández ha pasado de la obra a los consejos de administración convirtiéndose en la primera mujer premiada por su gremio como ingeniera destacada.
2 marzo, 2022 02:47
La alegría y el optimismo están relacionados y tienden a ser endémicos. Por eso, cuando Socorro Fernández dice “soy una mujer con muchísima suerte, no vas a conocer a nadie con más suerte que a mí”, con cierta ironía, resulta imposible no contagiarse. Tras una conversación con MagasIN conocemos que la ingeniera de caminos más laureada de nuestro país ha luchado de lo lindo en su vida profesional personal.
Socorro Fernández nació en Córdoba en el año 1965, siendo la mayor de tres hermanos. Su padre era ingeniero técnico industrial y había montado una empresa pequeña de movimiento de tierra. Desde pequeña, se crió viendo obras y recuerda que le parecía cuasi mágico que “en mitad del campo, surgiera de repente un puente, que se pudiera canalizar un río… Me encantaba ver una bulldozer abriendo una montaña o una moto niveladora trazando una cuneta”.
En ese ambiente, una niña a la que le encantaban los trabajos manuales supo pronto que quería ser ingeniera, prácticamente en cuanto conoció la profesión. “Mi padre sabía que allí no había mujeres, así que cuando tenía yo 14 años dejó de llevarme a las obras, con la esperanza de que se me pasara, pero no se me pasó”, sonríe.
“Mi padre temía que no fuera a encontrar trabajo”
Cuando terminó COU le dijo: “Me voy a Madrid a estudiar”. Porque era la única ambición que yo tenía en la vida, lo que más le gustaba: las obras. “Con todo el dolor de su corazón, me dijeron ‘vale’ y nos vinimos a buscar colegio mayor en julio”. En su recuerdo, “mi padre lo que temía era que no fuera a conseguir trabajar después, porque en las obras, está claro, no había mujeres por aquel entonces”.
La carrera no le resultó difícil de estudiar, aunque recuerda que los dos primeros años eran “asignaturas realmente complicadas. Sobre todo los métodos matemáticos que retorcían el álgebra hasta lo máximo… ¿tú te crees que aún me acuerdo de cómo eran los símbolos de Christoffel, esa especie de matriz…?” explica con humor. Para ella, “las ingenierías tienen algo en común, la resiliencia”.
Obras sin mujeres
“Cuando terminé”, explica, “era la época de las Olimpiadas y la Expo y, sin duda, eran necesarios perfiles técnicos, pero ese verano me llevé un palo increíble porque ninguna empresa me quiso contratar para estar en obra, a mis amigos sí, pero a mí no. Ese año a mi padre le dio tanta pena que me dejó ir con él a las obras, yo me levantaba a las cinco de la mañana tan feliz y nos íbamos a trabajar en las supresiones de pasos a nivel en Castilla-La Mancha”.
El año siguiente, sin embargo, su búsqueda tuvo efecto. “Me llamó el de recursos humanos de Ferrovial y me dijo que me proponía una prueba. Y la prueba fue bien y no te niego que fui promocionando rápido. En realidad, he llegado a tener responsabilidades que no había soñado”.
“Tienes que estar pendiente de la suerte y no al revés”
Cuando da charlas a otras estudiantes, o cuando ejerce como mentora, “siempre digo que tienes que estar pendiente de la suerte y no al revés. Si pasan trenes por tu andén, lo menos que puedes hacer es subirte a alguno, y luego trabajar para que te lleven a buen sitio. Luego la gente valorará tu trabajó y habrá nuevas oportunidades”.
Eso no quiere decir que hayan venido siempre bien dadas para Socorro Fernández. “Imagínate, no había baño para chicas en las obras porque no había chicas”, cuenta con gracia. “Cuando me dieron mi primera obra en Sevilla, el encargado fue al jefe del grupo a preguntar qué había hecho mal. En la siguiente obra, fue a preguntar por qué nos separaban y hasta luego estuvo en mi boda. Hay que entender también que son reacciones normales en aquella época”. Muchas veces ha tenido que imponerse en ámbitos esencialmente masculinos y enfrentarse al mismo tiempo a sus problemas personales, en los que no considera necesario recrearse.
Liderazgo y referentes
Esta ingeniera de caminos por la UPM, PADE por IESE, confiesa: “No acabo de reconocer en mí a una líder. Yo era una niña tímida, nunca fui la lideresa del colegio, ni la más popular. Tenía mis amigas y no pensaba jamás ni en salir de Córdoba”. Más bien achaca a su biografía ese forjarse lento en trabajos exitosos que se concatenaban y su estilo ha sido siempre integrador, participativo y con sentido del humor. “Quizá he tenido una forma de trabajar distinta al resto… A mí me gusta cuando llego a un sitio nuevo preguntar mucho, para entenderlo todo. También a veces digo que yo no soy ingeniera, soy bombera, porque me ha tocado apagar muchos fuegos [ríe]”.
En la conversación, los referentes femeninos a los que se refiere son también singulares, desde Teresa de Calcuta (“que de la nada consiguió muchísimo”) a Angela Merkel, a la que se considera estos días como mediadora en el conflicto de Ucrania (“por su experiencia, mira lo que hace la autoridad moral aun cuando ella ha dejado el poder”).
Vive rodeada de ingenieros, concretamente son cuatro: su marido y sus tres hijas lo son. “He tenido la suerte de conciliar bien, pero yo siempre digo que no tengo dos vidas, tengo una sola y en esa se me junta todo. Si hubiera tenido que renunciar a algo me habría quedado corta con lo profesional solo. Y lo mismo al revés: he tenido mucha suerte con mi marido, mi compañero de vida”.
Encontrar el problema
Acaba de ser la primera mujer premiada por el Colegio de Ingenieros de Caminos como ingeniera de caminos, ¿cuál diría que es su punto fuerte?
Soy buena en motivar. En escuchar. En estructurar un problema, en ver dónde está el problema.
Lo dice como si encontrar la causa de un problema no fuera lo más difícil…
¿Saber dónde está el problema? Para eso nos forman a los ingenieros. Todo el mundo se imagina a una ingeniera como alguien técnica o fría. Pero yo creo que la ingeniería es lo que aúna creatividad y conocimiento para resolver problemas. Y nunca hay una única solución de un problema sino que puede haber varias.
¿Y si se equivoca?
Cuando has analizado tanto un problema, cuando te equivocas no te sueles alejarte demasiado. Y como soy mucho de hablarlo y discutirlo, al final tus equipos, al tomar la decisión, entienden por qué la hemos tomado y se tiran contigo a la piscina.
Un ejemplo de su actividad
Hay muchos. Por ejemplo, cuando me ofrecieron llevar una segunda marca en el Grupo Ferrovial, Ferconsa. Conmigo se vinieron un director financiero y un jefe de grupo, mi secre y algunos jefes de obra… y construimos juntos un nuevo proyecto, eso me ha pasado varias veces, también con Copisa. Ahí tuve que enseñar al equipo a trabajar de otra manera.
¿De qué manera?
Pues a trabajar en grupo, pero con un enfoque muy medido, con autonomía, pero con control. Yo he sido muy de reportar pero siempre he necesitado libertad para trabajar, con mi gente es igual. Por supuesto, tengo la teoría generalizada de que si no te equivocas no aprendes, pero cuando no tienes éxito es cuando estás analizando, midiendo y corrigiendo errores cuanto antes.
¿Cómo reparte su tiempo cada día?
El día se me organiza entre reuniones y preparación de reuniones. Dedico más o menos un 30% a non profit, que es algo que me encanta y que tengo la responsabilidad moral de hacer, así que hago mentoring reglado y no reglado y colaboro con asociaciones. Un 10% del tiempo más o menos a formarme continuamente, con cursos y conferencias que me puedan interesar. El resto del tiempo, como decía, a estar reunida o preparar reuniones. Como presidenta ejecutiva de OFG, tengo responsabilidades, también como consejera de otras entidades.
Una pregunta que interesa a muchas mujeres y hombres, en este caso sabiendo que usted sustituyó a Miguel Boyer en Red Eléctrica… ¿cómo se accede a los consejos de administración?
Impulsando mujeres
Mira, yo hago mucho mentoring y siempre digo “te cuento mi caso y saca tú las conclusiones”. Si te pones a ver cómo he llegado en cada caso a ser parte de un consejo, aparte del componente suerte, hay una casuística distinta. A través de alguien que te recomienda o que conoce tu trabajo: en muchos casos de los headhunters, su base de datos es de hombres, y hasta que no estás en algún consejo no te incorporan. Miles de veces yo respondo, cuando me siguen llamando, “dime qué perfil necesitas, que yo te busco mujeres con un currículum impresionante y súper competentes que te encantarán”.
Cuando la premiaron recientemente como la mejor ingeniera del Colegio, habló en su discurso de sostenibilidad…
Sí, en mi intervención lo que reivindiqué fue la sostenibilidad. Me llama la atención que se piense que se trata un concepto nuevo porque es todo lo contrario; ahora somos conscientes de la necesidad, hemos dado valor a esa palabra, pero si nos ponemos a analizarlo, en nuestra profesión, muchas de nuestras obras, o mejor dicho la mayor parte sirven para minimizar el impacto que causa la actividad humana alrededor.
Se habla de sostenibilidad social, de gobernanza y medioambiental… Pues yo creo que la sostenibilidad tiene que ver con sostener en el tiempo y para que una empresa se sostenga en el tiempo, eso implica que esa empresa tiene que hacer bien a todos: al que la monta, a los que trabajan en ella y a los clientes y al medioambiente y a la sociedad… Y estoy convencida de que la ingeniería tiene un enorme impacto social porque sirve para mejorar, siempre de un modo sostenible, la vida de muchas personas.
Fuente: https://www.elespanol.com/mujer/protagonistas/20220302/socorro-fernandez-premio-ingeniera-caminos-no-contrataran/653934661_0.html